
América Latina es un damnificado de las tensiones económicas, comerciales y financieras que se dan a nivel global. Por un lado, los principales socios comerciales de la región se desacelerarán reduciendo la demanda de bienes de América Latina. Por otro, las cadenas globales de producción parecen entrar en una nueva fase disruptiva que desconfigura algunos arreglos de suministro de bienes, afectando proveedores y encareciendo algunos procesos de producción. Adicionalmente, la volatilidad financiera golpea mercados de renta variable, fija y soberana, aumentando los grados de incertidumbre. Según CEPAL, las cuentas externas de muchos países de la región, pueden verse afectados y aumentando desequilibrios. En dicho caso la volatilidad cambiaria puede crecer, y los bancos centrales entrar en acciones de acumulación precautelativa de reservas internacionales, para contar con margen de maniobra en casos adversos