Uno de los efectos de la recesión originada por la pandemia, es la menor rentabilidad del sistema bancario. Unos menores ingresos financieros, volatilidad financiera, menor demanda por crédito, tasas de interés de política monetaria históricamente bajas, mayores requerimientos por provisiones y un incremento de la cartera vencida, configuran un entorno que reduce utilidades y genera indicadores de rentabilidad inferiores a los promedios históricos del último lustro. En ese sentido el ROA y el ROE en promedio en América Latina vienen marcando unos menores registros.
