Señor Belisario Castillo, Presidente del Comité Latinoamericano de Derecho Financiero-COLADE, señores miembros del Comité Latinoamericano de Derecho Financiero, COLADE, distinguidas autoridades, señores conferencistas, señoras y señores:
En la coyuntura que hoy atravesamos, ante todo quisiera agradecer a Dios por permitirnos estar aquí reunidos virtualmente pese a estas difíciles circunstancias y desear que cuide a nuestras familias.
También quiero dar un especial agradecimiento al Comité COLADE por su permanente orientación y colaboración para que este evento sea hoy una realidad, a su presidente, Belisario Castillo, a su vicepresidente, Jorge Alvarado y al señor Ricardo Carbonell, quien es toda una institución y faro del Comité COLADE.
Gracias a todos por su empeño y respaldo sin límites a esta iniciativa y a Claudia Diaz directora a cargo por FELABAN de este importante Congreso y al equipo de FELABAN que apoyo, mi agradecimiento.
Gracias señores conferencistas por compartir sus valiosos conocimientos, gracias a nuestros patrocinadores por su apoyo, pero especialmente gracias señores asistentes por su presencia y por demostrar que el mejor camino en estos momentos es el de la capacitación y la generación de destrezas, para hacer frente a los grandes retos que tenemos por delante.
Lo ocurrido durante el transcurso de este año 2020, nos ha colocado frente a un panorama que nos compromete como humanidad y que nos llama a recorrer caminos de entendimiento, cooperación y solidaridad. Tenemos como industria bancaria y financiera, una enorme responsabilidad con nuestros países. La banca es una parte esencial de la solución en este complicado entorno, cumpliendo una función crucial en la reactivación de nuestras economías y en la solución a las dificultades y profundas necesidades que se han generado para la población por la pandemia y por las necesarias medidas adoptadas por nuestros gobiernos para contenerla. Sin embargo, este importantísimo papel que cumple la banca no siempre es comprendido debidamente.
Las corrientes populistas que usualmente acompañan estos ríos revueltos, hacen un flaco favor a este entendimiento y minan severamente la confianza de la población en el sistema financiero. En este contexto, resulta especialmente peligroso el denominado populismo regulatorio, el cual puede colocar a la banca a largo plazo en situaciones difíciles, en perjuicio de los depositantes y ahorradores y de la economía en general. Por ello la educación financiera es un elemento imprescindible al que debemos dar un gran énfasis. Lograr que el ciudadano del común entienda lo que hace y significa la banca, es hoy en día es un imperativo y para lograrlo no debemos ahorrar esfuerzos. Igualmente, la responsabilidad que tiene la banca, nos debe llevar a romper paradigmas y a empujar el acelerador de los procesos de transformación tecnológica en nuestras entidades, los cuales, si bien estaban en curso, esta pandemia los ha precipitado vertiginosamente.
El mundo ha cambiado y es nuestro deber ser creativos para adaptarnos a estos cambios. Instrumentos como el blockchain, los smart contracts y la identidad digital soberana, deben llevarnos a nuevas formas de desarrollar nuestra actividad para brindar productos apropiados con mayor eficiencia a nuestros clientes y promover una mayor inclusión financiera en nuestros países.
Así mismo es necesario estar atentos a figuras como el open banking y la regulación de las fintech, conociendo y escuchando las posturas y experiencias de los países que ya llevan un importante camino recorrido en estas materias y las expectativas para los que aún tenemos un trecho que transitar.
Este congreso nos dará una gran oportunidad para conocer, discutir, pensar y repensar sobre las experiencias y diferentes alternativas y posibilidades en estas materias, en un marco de conversación cordial, abierta y productiva, así como la posibilidad de reflexionar sobre las diferentes medidas adoptadas para el sistema financiero en el marco de esta pandemia y los cambios que esta puede haber producido en las estructuras de los sistemas jurídicos de nuestros países. Señores/as: Los bancos del mundo enfrentamos escenarios nunca antes pensados con secuelas que no podemos medir con claridad. La incertidumbre es sin duda, la palabra que mejor define estos momentos.
Sin embargo, soy optimista de cara al futuro. En efecto, la banca latinoamericana ha demostrado ser resiliente en esta difícil coyuntura: La banca de la región se ha mantenido con un crecimiento real de la cartera a junio de 2020 cercano al 3.7% real en promedio, pese al bajo dinamismo de la economía regional. Indicadores como el nivel de solvencia están ubicados en niveles promedio del 14.2%, superiores al mínimo exigido por los supervisores financieros, mientras que la rentabilidad del activo es cercana al 1.1% y el del patrimonio del orden de 10.5%. Por lo anterior, estoy convencido que las fortalezas demostradas por la banca de nuestro continente nos permitirán estar a la altura de las circunstancias, para apoyar de manera decidida a nuestros países para encontrar nuevamente el camino de la reactivación y el desarrollo. Muchas gracias